martes, 22 de febrero de 2011

¿Y USTED QUÉ CREE?

¿Usted piensa que Kalimba realmente violó a la chica que lo acusa en Quintana Roo? ¿Le cree al cantante o a Daiana? ¿Y qué piensa de Florence Cassez? ¿Inocente o secuestradora? Seguro usted también tiene opinión sobre la niña Paulette. ¿Estuvo varios días atorada en el borde de la cama o la pusieron ahí después de muerta? ¿Y qué de la muerte de Mouriño? ¿Fue accidente o lo mataron los narcos, o alguna fuerza oscura que quería fastidiar al delfín del presidente Calderón? ¿Y de Diego? ¿Lo secuestraron o se inventó su secuestro para ser candidato a la Presidencia? ¿No habrá sido el propio gobierno el que lo secuestró? Y, desde luego, usted tiene una opinión sobre los supuestos problemas de alcoholismo del presidente Calderón. Y también debe tener su criterio sobre si el gobierno de Calderón protege al Chapo Guzmán e incluso sobre si el Presidente pidió o no la salida de Carmen Aristegui de MVS. No cabe duda que en eso de opinar los mexicanos nos pintamos solos.

Todos tenemos una opinión sobre algo. Y basta con que alguien esboce alguna explicación, por descabellada que sea, sobre un acontecimiento o sobre un personaje público, para que inmediatamente uno tome posición al respecto. Basta ver las opiniones en la red y los comentarios en los periódicos en internet. Los miles de opinantes, que se escudan siempre con nombres absurdos e imágenes chuscas, emiten las más descabelladas interpretaciones de la realidad en las que sobresale la ignorancia, aderezada con racismo, vulgaridad y machismo. ¿Realmente somos así los mexicanos? Lamentablemente estas opiniones coinciden muchas veces con las que uno escucha de manera directa en la calle, en los cafés, con los amigos. Siempre hay una explicación rebuscada, absurda y ofensiva de algún acontecimiento que en el mejor de los casos, expresa la inagotable imaginación de nuestra raza, y en el peor, una maquinación consciente con propósitos políticos.

Desde luego, más de alguno dirá que el pueblo es así en todas partes del mundo: poco informado y prejuicioso. Puede ser. Sin embargo, lo preocupante de nuestro país es que la “opinionitis” extrema no es sólo un mal que aqueja a las masas, también parece estar presente en muchos analistas y comunicadores. Y baste revisar la prensa escrita y electrónica. Las opiniones irresponsables abundan, quizás porque saben que eso es lo que busca una parte de la población. Así se construyen historias sobre la base de versiones de informantes protegidos o de rumores. Se condenan acciones de gobernantes de uno u otro signo sobre la base de la simpatía personal. Se emiten opiniones con el “argumento” de que no se han leído en la prensa análisis que digan lo contrario. Perdón, pero ¿es ésa una evidencia? Así, también se especula en medios “serios” si lo que ocurrió en Egipto puede pasar en México ¿Por qué? Pues nomás. Porque tal vez sea el deseo profundo de algunos analistas —y según se vio el sábado, de algunos políticos de izquierda— aunque poco tenga que ver con la realidad mexicana.

Todo el mundo tiene derecho a creer lo que quiera. Uno puede creer en el fondo de su corazón que Calderón tiene un chip en la cabeza a través el cual El Yunque, junto con la embajada estadounidense, le ordena qué hacer y decir. Y uno puede creer que Fernández Noroña es un extraterrestre y que Vicente Fox es un robot. En fin, uno puede estar seguro de que el mundo se acaba en diciembre del 2012 —qué lástima para Peña Nieto que sólo va a gobernar por tres semanas. Sin embargo, expresar cualquier opinión en público implica responsabilidad y el uso de argumentos. Lanzar acusaciones con base en simpatías o antipatías es poco ético, aunque ciertamente refleja una visión de la realidad que parece haber permeado toda la vida nacional. Tanto en tribunales como en medios cualquiera puede ser acusado de lo que sea y tiene que demostrar su inocencia. Quien acusa no prueba. Cualquier ciudadano —incluidas las figuras públicas— somos presuntos culpables, como lo sugiere la película con ese título que fue apenas estrenada. Si este país quiere ser serio, debemos ya dejar el deporte nacional de opinar sobre la base de amores y fobias y recurrir a evidencias. De esa forma, tal vez tendremos menos certezas, pero también un país más democrático.


Chabat, Jorge. "¿Y usted qué cree?" en El Universal, México, 14 de febrero de 2011, consultado el 22 de febrero de 2011,
http://www.eluniversal.com.mx/

martes, 15 de febrero de 2011

LOS TACHES DE LAS COLEGIATURAS DEDUCIBLES

En el condado de Greenwich, Connecticut, uno de los más ricos del mundo, a 35 minutos al norte de Manhattan, las familias de mayor poder adquisitivo pelean porque su casa se ubique dentro de ciertos distritos escolares de educación pública. ¿La razón? Las primarias públicas de la zona se encuentran entre las mejores de Estados Unidos. Los ricos entre los ricos prefieren la educación que provee el Estado.

En los países desarrollados la educación pública es la mejor de todas. Nadie lo disputa. Ir a una escuela privada llega a ser una excentricidad de los nuevos ricos.

En México la educación pública básica es mayoritariamente mediocre. Es tan mala que los hijos de los presidentes, secretarios, subsecretarios, directores y hasta jefes de departamento de la administración pública la evitan a toda costa. Es como ir a un restaurante cuyo chef prefiere comer enfrente, en lugar de degustar lo que produce su propia cocina.

Ayer el presidente Calderón anunció algo que a muchos pone felices, la deducibilidad fiscal de las colegiaturas hasta el límite equivalente al promedio del costo al Estado de la educación pública por alumno. Era un largo anhelo de la clase media alta. En teoría es una buena noticia, pero podemos identificar algunos taches:

El primero es que el Estado está claudicando explícitamente a la posibilidad futura de crear un sistema de educación básica competitivo, que dé la pelea a las escuelas privadas. En el futuro, de entre las familias que puedan pagar ¿quién va a querer inscribir a sus hijos a una escuela pública si además ahora puede deducir las colegiaturas?

El segundo es que el gobierno no le cobra la factura de la mala educación pública al sindicato de maestros de la señora Elba Esther. Por el contrario, ¡el Presidente dijo que el costo fiscal será absorbido con “ahorros”! ¿No había llegado la hora de decirle a la señora que el costo de lo malogrado lo tiene que pagar su sindicato?

El tercero es que la brecha social se ampliará. La sociedad mexicana, clasista como es, tendrá incentivos para pagar incluso una colegiatura más cara, acentuando las diferencias de percepción entre los chicos sobre lo que significa ir a una escuela pública y a una privada.


Mota, Carlos. “Los taches de las colegiaturas deducibles” en Milenio, México, martes 15 de febrero de 2011, consultado el 15 de febrero de 2011, http://impreso.milenio.com/

martes, 8 de febrero de 2011

LA CALLE

Las movilizaciones populares en los países árabes del norte de África y del Medio Oriente están teniendo también un impacto en América Latina, especialmente en países que como México tienen gobiernos que poco pueden envidiar a los de aquellas latitudes, en particular porque en el último mes los medios de la derecha han sostenido la tesis de que la calle” –es decir, las movilizaciones populares– constituye una vía para el cambio.

1. La insurgencia cívica en varias regiones del Magreb –que se inició en Túnez en la segunda mitad de diciembre de 2010, donde una verdadero levantamiento civil terminó con el gobierno del presidente Ben Alí el 14 de enero; prosiguieron en Egipto en los días siguientes, donde la revuelta popular exige la renuncia del presidente Hosni Mubarak, y hay signos de que las movilizaciones podrían extenderse a otros países– ha suscitado un frenesí en Washington, ya que el gobierno de Barack H. Obama está buscando montarse sobre el descontento popular existente en varios países del mundo árabe, curiosamente apoyados todos ellos por la Casa Blanca, con la intención de obtener un mayor control de sus recursos estratégicos, y en particular del petróleo.

2. El gobierno de Obama ha intensificado desde principios de año en los medios una campaña en la que busca sostener la tesis aberrante de que todos esos países tienen gobiernos inaceptables por sus rasgos islámicos y de que es necesario que “transiten” hacia la democracia, buscando ocultar que su pretensión está fundada no en el autoritarismo que marca a dichos regímenes sino en los rasgos nacionalistas que tienen y en los obstáculos que ponen a las grandes multinacionales en materia petrolera.

3. El intervencionismo estadunidense no ha tenido límites, pero lo que sorprende en verdad es la tesis sostenida desde entonces y que enunció en varias ocasiones Hillary Clinton, la secretaria de Estado, asentando que por los rasgos autoritarios de dichos regímenes, “el cambio está en la calle”.

4. La afirmación es sorprendente pues podría aplicarse a otros países, y en particular a México, donde las elecciones constitucionales no están siendo ya la vía para conducir al cambio porque los retrocesos que se han producido en materia institucional son tales que obstaculizan por todos los medios los procesos electorales y no parecen dejar a los mexicanos otra alternativa que la de “la calle”, como lo demuestran los hechos que tanto han desdeñado los miembros de la oligarquía en el poder.

5. El gobierno del PAN tiene hoy en día el control del órgano supuestamente autónomo encargado de organizar y vigilar los procesos electorales (el IFE); ha subordinado por completo a los intereses que representa el órgano jurisdiccional responsable de calificarlas (el tribunal electoral); las candidaturas ciudadanas no son permitidas; las campañas están marcadas por un derroche multimillonario que sólo favorece a los grandes intereses; los medios masivos, y en particular las televisoras, intervienen impunemente en los procesos electorales, buscando manipular a la gente, y el Ejecutivo, que es impune y puede utilizar ilegalmente los recursos públicos y orquestar cualquier fraude electoral, tiene además las manos metidas en varios partidos, incluyendo al PRD, que se constituyó en 1989 para ser una alternativa de izquierda y hoy se halla bajo el control de una clique de políticos corruptos de derecha subordinados a él, con la única finalidad precisamente de cerrarle la vía a una alternativa de izquierda, la que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

6. La televisión mexicana es extraordinaria en ese sentido al presentar lo que pasa en el mundo y en México, Televisa y Tv Azteca señalan –lo que es cierto– que paramilitares o halcones de Mubarak reprimen en la plaza Tahrir de El Cairo a los manifestantes, pero ocultan que en este país los paramilitares son los responsables de muchas de las peores matanzas de jóvenes y de migrantes de los últimos meses, que han hecho según la lógica de la derecha en el poder, por motivos “aleccionadores”. Destacan, siguiendo los lineamientos de información del Departamento de Estado, cualquiera de las manifestaciones actuales en el Magreb, pero aquí ocultan la mayor parte de las demostraciones de protesta, como hicieron con la marcha de decenas de miles de trabajadores del martes primero, dedicándose a calumniar a los electricistas y a su dirigente Martín Esparza, a los que denostan como “vándalos” cuando no hacen más que defender sus derechos ante las tropelías del gobierno calderonista. Como lo hizo Hillary Clinton al estallar el descontento en Túnez, sostienen que “el cambio democrático está en la calle” (pero tratándose del norte de África y Medio Oriente), porque en México tomar la calle, dicen, es “antidemocrático”, aunque aquí se hayan estado violando de manera sistemática los derechos constitucionales de un pueblo en los últimos años o se haya instaurado por la fuerza tras el fraude de 2006 un gobierno espurio.

7. Las movilizaciones públicas (manifestaciones, marchas, plantones) han sido sistemáticamente descalificadas por los gobernantes mexicanos y por los medios, que ahora encomian lo que acontece en Túnez y en Egipto, y alientan lo que se inicia en otros países árabes. Desde Gustavo Díaz Ordaz, que en 1968 calificó al movimiento estudiantil y popular como “una algarada sin importancia”, hasta los locutores de Milenio Televisión, que desde que salieron al aire no han dejado de descalificar las manifestaciones ciudadanas, hechas en ejercicio de derechos constitucionales, como “mitotes”, los voceros de la derecha mexicana han confiado para mantener sus privilegios en la fuerza material del Ejército para reprimir y en el poderío de radio y tv para ocultar la verdad, engañar y confundir, pretendiendo ignorar que todo tiene un límite y que “la calle” sí puede hacer caer un gobierno.

8. Los pueblos en general ignoran su fuerza porque han sido penetrados por la ideología de la derecha en el poder, que ha insistido a lo largo de las últimas décadas en que no hay más vía para el cambio que la electoral, por más que ésta no pueda ser alternativa en países no democráticos como México, donde las instituciones electorales y los partidos estén en manos de la derecha y en última instancia el gobierno puede orquestar impunemente todos los fraudes. Los acontecimientos del Magreb, alentados por Washington en su avidez de tener el petróleo de esos países sin tantas restricciones, pueden no obstante conducir también a un desastre para el modelo neoliberal. El gobierno de Israel le advirtió ya a Obama el día 2 que el proceso desencadenado podría desembocar en la llegada de un gobierno islámico a Egipto “parecido al de Irán” (en vez del pro israelita de Mubarak).

9. La demagogia del gobierno de Obama sobre “la calle”, y la forma en que ha estado el gobierno estadunidense montándose sobre el descontento y alentando las manifestaciones en el Islam con la intención de imponer en esos países gobiernos locales no menos represores pero sí más entreguistas, está ya siendo frenada pues corre el riesgo de volverse en contra de sus intereses, y es evidente que se busca, en Túnez como en Egipto, que las presiones y negociaciones a nivel cupular sustituyan a las movilizaciones a fin de que, una vez más, se le confisquen a esos pueblos sus derechos y lo único que se logre sea precisamente lo contrario de lo que ellos quieren, pero el escenario es crítico porque hay fuerzas políticas impredecibles, como el Islam y el ejército.

10. En México, en tanto, donde las instituciones del Estado han sido convertidas en los últimos 25 años por los tecnócratas priístas y los yuppies del PAN en un aparato de simulación al servicio de las trasnacionales, y los procesos electorales adquieren cada vez más los rasgos de una farsa, en la que al pueblo se le quiere dar el papel de comparsa porque, vote como vote, no le permiten cambiar nada, la calle, sin embargo, está adquiriendo una nueva dimensión, pues no se está dejando a los mexicanos otra alternativa que la de las movilizaciones.


Garrido, Luis Javier. “La calle” en La Jornada, México, 4 de febrero de 2011, consultado el 8 de febrero de 2011, http://www.jornada.unam.mx

martes, 1 de febrero de 2011

EN DEUDA CON LAS MUJERES

Con bombo y platillo, hace cuatro años entró en vigor la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. El objetivo era que la Federación, entidades y municipios se coordinen para prevenir, atender, sancionar y eliminar la violencia de género. Todos debían compartir los mismos principios rectores para elaborar legislaciones locales y reglamentos, así como políticas públicas. Lamentablemente, a casi un lustro de distancia, el saldo es negativo.

El gobierno federal publicó con nueve meses de retraso el reglamento de la ley, y no ha elaborado el Banco Nacional de Datos e Información sobre Casos de Violencia contra las Mujeres, justo el instrumento que serviría de base para elaborar políticas públicas en esa materia. Tampoco ha puesto en marcha el Fondo Nacional para la Alerta de Género, aunque sí ha habido presupuesto tanto para ese fondo como para el inexistente banco de datos.

En los gobiernos estatales, apenas el año pasado se logró que todos tuvieran legislaciones en la materia. El problema es que Campeche, Coahuila, Guanajuato, Hidalgo, Durango, Sonora y Tamaulipas aún no elaboran los reglamentos correspondientes. Además, el Observatorio Nacional de Feminicidios ha denunciado que el tema ha sido una herramienta de denuncia política en vez de un incentivo para hallar una solución.

Por sí misma, la ley es ambiciosa. Estableció una amplia tipología de formas específicas de violencia de género, un listado de modelos de atención, prevención y sanción frente a agresiones familiares, laborales, incluso comunitarias. La norma define desde violencia física y económica hasta la sicológica y sexual. Por primera vez se incluye a la figura de violencia patrimonial.

El problema es que, por innovadora que sea una ley, no tendrá incidencia real alguna si las autoridades encargadas de aplicarla carecen de voluntad.

Quizá los gobiernos creen que no se trata de un tema urgente. Se equivocan. El INEGI, en sus estadísticas sobre mortalidad 2005-2009, reportó un incremento de feminicidios de 2.45 a 3.52 por cada 100 mil mujeres. Una de cada cuatro ha sufrido violencia física y/o sexual a manos de su pareja. El 82% de quienes han sido víctimas de violencia no denunció el crimen.

En poco más de un mes, el 8 de marzo, se conmemorará el Día Internacional de la Mujer. En vez de grandes discursos y lujosas ceremonias, se esperaría que Federación y gobiernos estatales ofrecieran un mejor saldo de la hasta ahora fracasada Ley General de Acceso a una Vida Libre de Violencia.


Editorial. “En deuda con las mujeres” en El Universal, 31 de enero de 2011, consultado el 1º. de febrero de 2011,
http://www.eluniversal.com.mx